Mariage Frères – visita obligada en París
Tal vez hayas visto esta famosa marca de té en boutiques o restaurantes alrededor del mundo, y nada nos puede hacer más felices que encontrar estas latas negras llenas de aromas y sabores cerca de nuestro hogar. Pero nada se compara con visitar la boutique original en el corazón de Paris. Mariage Fréres, 30 Rue Rue du bourg Tibourg, dentro del deleitable barrio Marais, es la boutique y salón de té donde comenzó la historia de este titán del té.
A mediados del siglo 17, las rutas de las especias estaban a todo fulgor, distintos países europeos, como Holanda, Portugal e Inglaterra, conquistaron mar y tierra por el comercio de estos preciados condimentos, y el Rey Louis XIV no permitió que Francia quedara atrás; bajo su mando surgió la Compagnie française pour le commerce des Indes orientales, o la compañia francesa para el comercio de las Indias orientales. Fue en medio de este boom que los hermanos Nicolas y Pierre Mariage comenzaron a viajar en nombre de la corona, visitando lugares tan exóticos en ese entonces como Madagascar, Persia e India. Estos viajes fueron el comienzo de una tradición familiar que convirtió a la familia Mariage en completas autoridades en materia de té. En 1854 Henri y Edouard fundaron la actual compañía de té, pero en ese entonces se dedicaban sólo al comercio al por mayor, colocando los tés mas buscados en diferentes hoteles y restaurantes de Paris. No fue hasta 1983 que las oficinas de la calle Bourg Tibourg abrieron sus puertas como salón de té, el cual, por suerte, permanece abierto hasta hoy en día.
Entrar a la boutique es como viajar en el tiempo, con los muebles y vitrinas heredados de las oficinas de la gran compañia, y rodeado por sinfín de mezclas de té, en sus latas negras tradicionales, que nos observan desde las paredes como libros en una biblioteca. Las variedades vienen desde más de 30 países, y preparar cada una es un arte. Para no errar, lo mejor es disfrutar de una buena taza in situ, para después llevar a casa las mezclas consentidas. El único inconveniente es que tal vez te vuelvas adicto a marcopolo, darjeeling snow, o al roushka, mezclas clásicas de la casa que una vez que hayas probado no querrás dejar de disfrutar, por lo que tendrás que volver a resurtir, desafortunadamente, con mucha frecuencia.
